VALÈNCIA. La causa judicial abierta por la gestión de la Dana acumula, conforme pasan las semanas, declaraciones de testigos y expertos en diferentes ámbitos vinculados a la catástrofe del pasado 29 de octubre. Uno de ellos es el investigador del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IIAMA) e ingeniero de caminos de la Universitat Politècnica de València (UPV) Francisco Vallés Morán, quien defendió ante la jueza la actuación de la Agencia Española de Meteorología (Aemet) y, contra lo que sostenían algunas acusaciones, que la presa de Forata no abrió sus compuertas y que no está vinculada al barranco del Poyo.
Pues bien, ahora, a partir de la transcripción de su declaración, se conocen algunos detalles más de lo que declaró ante la magistrada. Por ejemplo, que las obras hidráulicas que llevaban proyectadas lustros en el barranco del Poyo por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), pero que todavía no se habían ejecutado, habrían ayudado a mitigar el impacto de las inundaciones pero no habrían sido la panacea porque, dada la capacidad que estaba prevista para esos encauzamientos, la avenida de agua fue de tal envergadura que se habría desbordado igualmente, aunque más tarde.
"En este caso hubiera sido mejor con las actuaciones, eso es evidente", dijo Vallés en el juzgado, pero insistió en que "se hubiera conseguido más con una buena gestión de la emergencia incluso que con las actuaciones porque [dada] la capacidad para la que estaban pensadas pensadas [las infraestructuras] se hubiera desbordado, más tarde, pero se hubiera desbordado". Una opinión que entronca con otras que han manifestado expertos en obras hidráulicas, según los cuales las obras habrían permitido reducir las consecuencias de la riada, si bien no evitarla por completo.
En su comparecencia, el perito calculó que la 'zona cero' de la Dana, en l'Horta Sud, recibió una avenida de unos 4.000 metros cúbicos por segundo, sumando los caudales tanto del barranco del Poyo como los de l'Horteta y Gallego. Esto supone, a la postre, casi diez veces más que el caudal medio del Ebro, uno de los ríos más caudalosos de España. En ese sentido, apuntó que las actuaciones previstas habrían permitido desaguar hasta 1.500 metros cúbicos por segundo en el barranco del Poyo, por lo que se habría hecho frente a parte del problema pero no a todo. Por ello, explicó a la jueza que, al final, "hay que gestionar el riesgo" porque "siempre vamos a convivir con él".

- El Barranco del Poyo semanas después de la Dana. Foto: ROBER SOLSONA/EP
Al respecto, recientemente, un informe elaborado por un equipo de investigadores de Vigo aportado a la causa, que estudiaba el impacto de la riada en el municipio de Paiporta, ponía de relieve también la importancia de trabajar en gestionar la emergencia además de llevar a cabo obras estructurales dado que, pese a que haya nuevas obras hidráulicas de prevención, "pueden tardar en ser construidas, ser insuficientes, fallar o incluso transferir el peligro a otras cuencas", por lo que las medidas estructurales de ingeniería civil, decía "no son un escudo protector seguro al 100%", como publicó Valencia Plaza.
Cabe recordar que la jueza de la Dana ha dejado fuera de la investigación penal las obras sin ejecutar por parte de la Confederación Hidrográfica del Júcer (CHJ) al no ver relación con las competencias de su actual presidente, Miguel Polo. Y esta semana, la Audiencia Provincial ha avalado la decisión de la magistrada al considerar que no consta "la posible existencia de normas que impusieran la ejecución de trabajos u obras en los cauces para evitar las consecuencias de incrementos de caudal", un requisito sine qua non para evaluar un posible delito de daños imprudentes.
Asimismo, la Audiencia considera que "tampoco existe una relación de equivalencia de manera que la omisión de tales obras implicara la causación de los daños". Es decir, que no se puede probar la causa-efecto dado que entre la omisión y el resultado intervinieron muchas circunstancias: un "suceso metereológico explosivo" con "precipitaciones extraordinarias en un corto lapso de tiempo" y la gestión de la emergencia, que "permitía consecuencias diversas, cursos causales distintos, con potencialidad modificadora de cada concreto evento dañoso".