VALÈNCIA. La política local de Torrent lleva años marcada por disputas internas y luchas de poder dentro de los partidos que integran la corporación municipal. Lejos de apaciguarse, estos conflictos persisten y condicionan la gestión en un municipio que supera los 90.000 habitantes, tiene un peso muy relevante en la provincia de Valencia y supone un bastión político clave para cualquier partido. De estos problemas internos, el actual equipo de Gobierno, liderado por la alcaldesa popular Amparo Folgado, no ha quedado exento.
El Ayuntamiento de Torrent está compuesto por 25 concejales, siendo necesaria una mayoría de 13 ediles para alcanzar la alcaldía. Tras unas primarias internas marcadas por tensiones y una confección compleja de las listas electorales, el Partido Popular (PP) logró hacerse con el gobierno local gracias al respaldo de Vox, su socio habitual.
El pleno municipal quedó configurado de la siguiente manera: 10 concejales para el PSPV, 9 para el PP, 4 para Vox y 2 para Compromís. En este contexto, Amparo Folgado, candidata del PP, logró acceder a la alcaldía a pesar de no haber ganado las elecciones, gracias al apoyo de los cuatro ediles de la extrema derecha. La suma de ambos partidos garantizaba una ajustada pero aparente estable mayoría absoluta: 13 concejales frente a los 12 de la izquierda.
"Lo improbable no es imposible"
Sin embargo, el vicealcalde de Torrent y ex concejal de Vox, Guillermo Alonso del Real, anunció el pasado mes de abril su salida del partido y su abandono del equipo de gobierno, del que formaba parte desde las elecciones municipales del 28 de mayo de 2023.

- Guillermo Alonso (Vox) y Amparo Folgado (PP) firman el pacto de gobierno suscrito en 2023. -
- Foto: AYUNTAMIENTO DE TORRENT
Por tanto, esta estabilidad se ha visto comprometida tras la marcha de Alonso del Real, quien decidió abandonar tanto su partido como el equipo de gobierno. Su salida deja el pleno municipal en un empate técnico de 12 contra 12, lo que abre la puerta a una posible moción de censura contra la alcaldesa. Ese empate acerca posturas para buscar la salida de Folgado, si Alonso del Real finalmente decantara la balanza a favor del bloque progresista.
Según ha manifestado en varias ocasiones la oposición, la alcaldesa "ha perdido el control de la situación" y, en consecuencia, cualquier movimiento de fondo "dependerá de su capacidad o incapacidad" para recomponer alianzas y reordenar su gobierno. La moción de censura no se contempla, por el momento, como una opción real, pero sí como una posibilidad: "lo improbable no es imposible".
El Partido Popular de Torrent, liderado por la propia Folgado, arrastra desde hace años una crisis interna, con una militancia dividida. Tras unas primarias con resultados ajustados, Folgado ganó contra Arturo García, afín a otra rama del partido en Torrent: la de la ex alcaldesa de la ciudad y actual primera edil de València, María José Catalá. En este sentido, fuentes de la dirección provincial del PP afirmaron a Valencia Plaza tras el congreso que "coser el partido después de un proceso de primarias siempre es más complicado".

- Amparo Folgado sostiene la vara de mando aplaudida por Jesús Ros. Foto: Ajuntament Torrent -
Durante su actual mandato, Folgado se ha enfrentado ya a dos dimisiones dentro de su equipo. Fuentes consultadas por este diario aseguran que "la erosión del gobierno de Torrent es permanente y alberga numerosos conflictos de carácter interno", por una presión emergente del núcleo duro de la alcaldesa. Según estas mismas fuentes, tras la dimisión del portavoz, Pepe Maroto, "la alcaldía perdió el rumbo en la gestión municipal".
Tras los pasados comicios, el PP experimentó un notable incremento en apoyo electoral, al pasar de poco más de 9.000 a casi 13.500 votos. Aunque Torrent es una ciudad y, por tanto, destaca por su peso demográfico, muchos de sus vecinos mantienen una cultura política más propia de municipios pequeños, donde el peso del candidato puede llegar a imponerse sobre las siglas del partido.
Durante años, el electorado de Torrent respaldó al ex alcalde Jesús Ros (PSPV), cuya proyección personal fue clave durante siete legislaturas. Sin embargo, el 28M, su figura se vio afectada por el desgaste general del Gobierno de España, un factor que influyó en el cambio de tendencia entre los votantes y que permitió el impulso de Folgado.

- Pepe Maroto, con Amparo Folgado, antes de las pasadas elecciones. - Foto: VP
El 'por qué' de la crisis en el gobierno de Torrent
Por tanto, estas bajas dentro del equipo de gobierno no fueron un suceso repentino ni consecuencia de un malentendido puntual. La salida de Alonso del Real, hasta entonces primer teniente de alcalde, así como la anterior dimisión de Maroto, evidencian una crisis en la que confluyen dos dinámicas complementarias: un conflicto de poder dentro del propio ejecutivo y una ruptura ideológica del edil con la línea impuesta por Vox a nivel nacional.
Ambos ediles comenzaron a perder peso dentro del gobierno municipal, en el que el núcleo duro marca la línea y desactiva cualquier disidencia. Maroto, "el fichaje estrella de la legislatura" por su perfil técnico y gestor, fue progresivamente apartado. En cambio, Alonso del Real, por su rechazo a las imposiciones de Vox y su distancia con el estilo de dirección local "lo convirtieron en una figura incómoda para el ejecutivo", según estas mismas fuentes.
No es casual que, tras su salida, su entorno lo calificara como "la semilla del conflicto con Vox". Más allá de la pérdida de dos nombres relevantes, el gobierno de Torrent ha visto erosionada su cohesión interna por un modelo de poder demasiado cerrado, donde el liderazgo formal de la alcaldesa convive con una estructura informal. La gobernabilidad no peligra solo por los números, sino por la forma en que se ejerce el poder.

- Amparo Folgado, alcaldesa de Torrent.- Foto: PSPV TORRENT
Este conjunto de decisiones configura un modelo cada vez más impermeable a la crítica y eso, más allá de la aritmética del pleno, compromete la legitimidad de cualquier acción de gobierno. En este contexto, el equipo de gobierno de Amparo Folgado enfrenta no solo una complicada aritmética institucional, sino también un creciente distanciamiento con parte del tejido político del municipio. Mientras tanto, hay puertas que, por el momento, siguen cerradas al diálogo.