VALÈNCIA. En las últimas semanas, las nuevas informaciones relacionadas con el 'caso Koldo' han empeorado notablemente la situación del Gobierno de España y, especialmente, la posición de Pedro Sánchez. La dimisión de Santos Cerdán, número tres del PSOE, por su posible implicación en adjudicaciones amañadas ha provocado un aumento de la presión por parte de los partidos de la oposición (principalmente PP y Vox) exigiendo la dimisión del presidente y una convocatoria de elecciones generales. Más aún, el presidente incluso ha visto cómo exdirigentes socialistas del peso de Felipe González han solicitado que dé un paso a un lado.
No obstante, Sánchez compareció de inmediato para anunciar sus medidas (cese de Cerdán y auditoría externa de las cuentas del partido) y pedir perdón a la ciudadanía, además de asegurar el desconocimiento de las prácticas que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil denunciaba en su informe sobre el secretario de Organización del PSOE. En los siguientes días, ha aprovechado la cumbre de la OTAN para buscar oxígeno con su enfrentamiento con Donald Trump por el gasto en defensa.
Con este escenario, el presidente del Gobierno ha reiterado públicamente que su objetivo es llegar hasta el final de la legislatura en 2027 y, por tanto, no convocar comicios hasta ese momento. Pese a ello, Sánchez atraviesa probablemente sus días más bajos en La Moncloa y nadie se atreve a descartar un escenario en el que, dadas las circunstancias, se adelante la visita a las urnas de forma forzada por las circunstancias. Resulta evidente que, en estos momentos, unas elecciones generales serían probablemente un mal negocio para Sánchez, pero también para la federación valenciana, que a día de hoy goza de puestos estratégicos y de notable visibilidad gracias al Gobierno de España.
La primera y principal razón por la resistencia a convocar elecciones sería por las pocas probabilidades que señalan los sondeos publicados estos días en diversos medios para que exista una mayoría de izquierdas a día de hoy. Según las encuestas publicadas por La Razón (NC Report), Prensa Ibérica (Gesop) o 20 Minutos (DYM), el PSOE perdería entre 5 y 15 diputados lo que, unido a la caída de Sumar (estos estudios señalan que perdería en torno a la mitad de sus representantes o más), dejaría en posición de favorito al PP de Alberto Núñez Feijóo, para gobernar eso sí en alianza con Vox.
Con este escenario, de producirse unas elecciones generales, ¿qué implicaría para los socialistas valencianos? De entrada, con unos resultados como los que se barajan, la pérdida de poder y visibilidad del PSPV sería sensible e inmediata. Para empezar, la secretaria general del partido y presumiblemente candidata a la Generalitat, Diana Morant, se quedaría sin su puesto de ministra, que muchos consideran fundamental para reforzar su presencia mediática de cara a derrotar a Carlos Mazón (PP) en las próximas elecciones autonómicas.
De la misma manera, la recientemente elegida líder del PSPV en la ciudad de València, Pilar Bernabé, más que probable candidata a la Alcaldía, también dejaría de ser delegada del Gobierno si se produjeran unas elecciones generales con los resultados que vaticinan los sondeos. En este sentido, cabe recordar que el cargo que ostenta Bernabé la sitúa como tercera autoridad institucional en la Comunitat Valenciana y le ha permitido una importante visibilidad con la Dana y el proceso de reconstrucción, algo que desaparecería de un plumazo con unas elecciones generales y la dejaría en una posición más complicada de cara a luchar por la alcaldía frente a María José Catalá (PP).

- Bernabé y Morant, esta semana en Alicante. Foto: EP/Roberto Plaza
También perderían sus puestos otros referentes del 'poder valenciano' en este caso en Madrid, como la secretaria de Estado de Comunicación, Lydia del Canto, nombrada en diciembre del pasado año y cuya presencia permite una comunicación fluida entre PSPV y la Moncloa; así como otros referentes como el secretario de Estado de Política Territorial, Arcadi España, o la secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró.
Así, al margen de la lucha que se abriría por formar parte de las candidaturas al Congreso, unas elecciones generales en estos momentos dejaría, al menos en lo institucional, en una situación más débil a los socialistas valencianos de cara alcanzar su objetivo de dar la vuelta a las instituciones en la Comunitat, por lo que se entiende que los 'sanchistas' del PSPV harán todo lo posible por animar la resistencia del presidente del Gobierno en su puesto.
Paradójicamente, la única ventaja, para algunos dirigentes socialistas consultados, sería precisamente que con unas elecciones generales Sánchez desaparecería de la ecuación y, al menos, resultaría más fácil la labor de oposición frente al Gobierno valenciano pero también al ejecutivo central de Feijóo junto a Vox. Una contraprestación que, no obstante, se antoja insuficiente para la crisis interna, de visibilidad y también de recursos que se desataría en la formación socialista tanto en la federación valenciana como en el ámbito nacional por la pérdida de puestos institucionales, a lo que habría que sumar la apertura de un proceso orgánico para la sucesión que también sería complicado. Así pues, y dado que en cierto modo inexplicablemente no parece plantearse tampoco la posibilidad de que el PSOE pueda proponer a otro presidente del Gobierno, todo apunta a que Sánchez se prepara para una dura etapa de resistencia en la Moncloa.