Entrevista

CULTURA

Jordi Colonques: "Me interesa tratar el miedo a la podredumbre en sociedades como la nuestra"

El escritor de Vila-real ha sido galardonado con el XXX Premi Enric Valor de Novel·la en Valencià

CASTELLÓ. El pasado 14 de mayo, Jordi Colonques, escritor de Vila-real, se hizo con el XXX Premi Enric Valor de Novel·la en Valencià, galardón que convoca anualmente la Diputación de Alicante. Su obra, Carnívora, tiene lugar en València y narra como una plaga moscas llega a la ciudad para provocar una enfermedad que infesta el tejido humano de larvas que se comen su carne. "Me interesa tratar el miedo a la podredumbre en sociedades como la nuestra, con un alto nivel de asepsia e higiene; el terror que nos provoca la suciedad, la enfermedad y la muerte", explica el autor en esta entrevista concedida a Castellón Plaza

La novela realiza una fuerte crítica social al contraponer dos grupos de personas muy distintos que conviven en una misma comunidad: aquellas que huyen de sus casas forzadas por la pobreza y otras que pueden explorar el mundo eligiendo dónde ir y cómo ir. No solo eso, sino que aborda la problemática del cambio climático, una que Colonques califica de "anómala" aunque, sin embargo, "ya no nos resulta extraña", y que cree complicada de combatir pues "resulta muy difícil cambiar nuestras dinámicas y hábitos de consumo, nuestra manera de movernos por el mundo".

-Antes que nada, darte la enhorabuena por lograr el XXX Premi Enric Valor de Novel·la en Valencià. ¿Lo esperabas? ¿Qué sentiste al saber que eras el ganador y cómo lo valoras pasados unos días?

-Después de todo el esfuerzo, sentí un enorme alivio y una gran satisfacción. Los premios siempre son una apuesta y nada te garantiza el éxito, sobre todo cuando compites con otros textos que, probablemente, no tienen nada que ver con el tuyo ni en el tono ni en la intención. No debe ser fácil para el jurado valorar novelas de géneros tan distintos. Ahora tengo muchas ganas de ver el libro ya editado y siento mucha curiosidad por saber cómo lo van a recibir.

-Carnívora, la obra gracias a la cual te has llevado el galardón, es una novela social planteada desde un punto de vista ambiental que gira alrededor de una plaga de moscas que llega a València y provoca enfermedades en los humanos. ¿Cómo llegas hasta una trama tan peculiar y a la vez tan original?

-Las moscas que provocan miasis en humanos me resultan fascinantes, aunque en general se las vea como algo repulsivo. En Carnívora se trata de infestaciones de larvas en tejido vivo, pero anteriormente he escrito sobre la descomposición cadavérica de manera recurrente. Durante algunos años leí bastante literatura de temática forense para preparar mis clases. Aun así, quizá la lectura que más me marcó fue La jungla, de Upton Sinclair, una novela de fuerte contenido social que muestra las condiciones laborales de los inmigrantes europeos en los mataderos de Chicago a principios del siglo pasado. En su momento, impactó mucho a la sociedad estadounidense, no tanto porque denunciaba la explotación laboral, sino porque describía con muchísimo detalle las condiciones repugnantes en las que se procesaba la carne que luego consumían.

 

Me interesa tratar el miedo a la podredumbre en sociedades como la nuestra, con un alto nivel de asepsia e higiene; el terror que nos provoca la suciedad, la enfermedad y la muerte. Y Carnívora se desarrolla en una ciudad colapsada por una huelga ininterrumpida de recogida de basuras en plena ola de calor.

-Durante la ceremonia de entrega del premio, dijiste lo siguiente: "Yo no tengo nada de imaginación, lo que me gusta es observar. Yo miro a la sociedad. Los narradores tienen que ser fieles a lo que viven y ven". ¿Es que acaso ves posible que hoy en día viviéramos algo así?

-No tengo nada de imaginación, pero me gusta combinar los elementos disponibles para construir una historia de ficción. Juego con la hipérbole, aunque, por muy exagerada que parezca la historia, la realidad suele acabar demostrando que todo lo que puede suceder, termina sucediendo.

 

-El cambio climático está también presente en Carnívora, pues son las condiciones climáticas las que contribuyen a la proliferación de la plaga. ¿Cómo vives y valoras la situación actual de la problemática?

 

-La novela transcurre durante la primera gran ola de calor en el mes de mayo y se anticipa que habrá muchas más a lo largo del año. Es una circunstancia anómala que, sin embargo, ya no nos resulta extraña. Estamos viviendo fenómenos meteorológicos extremos con una frecuencia creciente y comenzamos a normalizarlos, dando por hecho que ya no hay nada que podamos hacer para evitarlo.

-¿Crees que se puede llegar a combatir con ciertas garantías de éxito? ¿O tenemos un modelo de sociedad que no lo permite?

-Resulta muy difícil cambiar nuestras dinámicas y hábitos de consumo, nuestra manera de movernos por el mundo. En cualquier caso, Carnívora no es un ensayo que pretenda ofrecer respuestas ni soluciones al problema. Es una novela de terror que se nutre de la angustia climática, de la ansiedad que nos provoca el contexto actual y del temor constante a que ocurra una nueva gran catástrofe. Mi intención es que la lectura de Carnívora genere, al menos, una cierta incomodidad, un desasosiego.

-Hablando de sociedad, en Carnívora planteas dos grupos de personas muy distintos: aquellas que huyen de sus casas forzadas por la pobreza y otras que pueden explorar el mundo eligiendo dónde ir y cómo ir. Esto es algo que también se puede ver actualmente, ¿no?

-En nuestras ciudades, el impacto del turismo es cada vez mayor. Resulta chocante contrastarlo con la situación de las personas migrantes. El determinismo geográfico hace que, por mucho que la gente se esfuerce, lo tenga todo en contra y no haya un modo posible de salir del hoyo.

-Toda novela con tintes sociales esconde una crítica, reivindicación o similar. ¿Dónde está escondida en Carnívora?

-Hay un juego constante de contraposiciones: la comunidad científica frente a las autoridades que deben tomar decisiones; migrantes, sintecho y clase trabajadora frente a turistas, etc.

Jordi Colonques, aparte de escritor, es dibujante de bichos

-¿Hasta qué punto te ha llevado tu Doctorado en Neurociencias hasta esta trama?

-En él trabajábamos con el cerebro de la larva de la mosca Drosophila como modelo de estudio en genética del desarrollo del sistema nervioso. Para ello me dedicaba a criar moscas en grandes cantidades y pasé muchas horas observándolas. Siempre he admirado a los entomólogos, pero soy incapaz de salir al campo a capturar insectos. Soy del tipo de biólogo que disfruta más con la lupa y el microscopio, dentro de un laboratorio.

-Antes de acabar, una curiosidad. Eres un apasionado, un estudioso y un dibujante de los bichos. Te hago tres en una. ¿De dónde viene esa pasión y qué es lo que estudias de ellos? ¿Los dibujas por afición?

-Me encantan los libros de Historia Natural, con las clásicas ilustraciones de artrópodos hechas en tinta con trama cruzada. En realidad, no soy un estudioso del tema y me gustaría poder dedicar más tiempo a los bichos. Cualquiera se sorprendería al observar, por ejemplo, las piezas bucales de una cucaracha bajo la lupa. Es probable que las viera de otro modo y se lo pensara dos veces antes de aplastarlas con asco. Bueno, exagero. Es improbable. Pero lo cierto es que impresiona ver la anatomía de los insectos a mayor aumento. Antes tenía más soltura para el dibujo, pero creo que ahora solo sé dibujar patas y antenas.

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