VALÈNCIA. En estos días el Centre del Carme (CCCC) se afana por terminar de dar forma a su nueva exposición, un proyecto en el que resuenan los ecos de Muñoz Degrain, José Pinazo, Josep Renau o Manuela Ballester. Sin embargo, cuando uno entre en la Sala Contrafuertes a quien encontrará será a Elias Taño, Ortifus, Paco Roca o Mar Silvestre. José Benlliure parece, Boke Bazán es. No se trata de un fallo de nuestros sentidos, sino del juego que propone 37 ilustres x 37 ilustrados, un proyecto comisariado por Catalina Martín Lloris y MacDiego que plantea revisar la historia del arte valenciano, desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX, a través de la mirada de una buena nómina de ilustradores actuales.

"Es una mirada muy fresca y actual sobre el arte casi inmediatamente anterior al que estamos viviendo ahora. Lo que me interesaba sobre todo era focalizar la mirada de los ilustradores sobre los artistas que habían participado de esa ruptura del arte contemporáneo con el academicismo desde València, es un momento muy fascinante”, explica la comisaria Catalina Martín Lloris en conversación con Culturplaza. La exposición, que abrirá sus puertas al público el próximo 30 de mayo, parte de este reto planteado a cerca de cuarenta ilustradores, que han traducido a través de los códigos propios de la ilustración y de su propia mirada a algunos de los pintores valencianos clave del último siglo. 

A través de este ejercicio han convertido el Centre del Carme en una suerte de puente entre el museo clásico y contemporáneo, unas miradas que conectan la producción pictórica de hace un siglo con el noveno arte, sobre el que también se plantean distintos acercamientos a través de los estilos y técnicas de cada uno de los participantes, una variedad que, con todo, suena al unísono y se mira como colectivo en ese espejo de principios de siglo XX. "Elegir el lenguaje de la ilustración es elegir la modernidad, ruptura. Esta reivindicación de que el arte no es solo la pintura o la escultura, de este momento de efervescencia cultural donde muchos otros lenguajes son considerados arte, además supone un diálogo con ese momento de ruptura al que mira".

En la confección de estas parejas, pues a cada ilustrador le ha sido asignado un artista 'clásico' al que reinterpretar, ha sido también clave dos criterios, por un lado, prestar especial atención a aquellos autores afectados por la Dana y, por otro, poner el foco en aquellas artistas mujeres que hoy en día siguen representando un pequeñísimo porcentaje en las colecciones de los museos de todo el mundo, especialmente aquellos no contemporáneos, donde en ocasiones no se incluye ni una pieza de autoría femenina en sus recorridos. 

"Era importante tener una mirada especialmente atenta con las mujeres, rescatarlas del olvido. Es cierto que no hicieron tanta obra, pero era por unas circunstancias históricas y culturales que las limitaba. En el momento actual, en el que tenemos una mirada sobre la historia actualizada y reivindicativa, es importante rescatarlas, darlas a conocer y ponerlas al mismo nivel. En esta exposición todos los artistas dialogan y están juntos", relata la comisaria, que destaca el planteamiento "creativo y no comparativo" de la muestra.

María Sorolla, Manuela Ballester o Ana Peters son algunas de las autoras que inspiran estas nuevas obras, un listado de autores que suma otros tantos como Joaquín Sorolla, Anzo, Andreu Alfaro o Cecilio Pla. Al otro lado, un listado igualmente extenso de ilustradores y diseñadores entre los que se incluyen firmas como las de Sento Llobell, Diego Mir, Miguel Ángel Giner Bou, Inma Carpena, Paloma Lapalo o Beatriz Adela, entre otros. ¿El resultado? Una fotografía intergeneracional que habla de 150 años de creación valenciana.