VALÈNCIA. Con la llegada de la primavera y su odiosa astenia ha llegado también la construcción de una guarida contra el polen y las lluvias inesperadas, situada en la calle Luis Oliag 43. Los chicos de Pluto -que acaban de dar a luz a Micro Pluto- han abierto las puertas de su espacio Espiral, un centro expositivo en un “espacio en construcción” que tiene el reto de plantear cinco exposiciones antes de su mutación a una cafetería de especialidad en septiembre.
Un proyecto que es una declaración de intenciones y que busca dar espacio a los y las artistas que forman parte de la familia de Pluto entre los muros de una galería efímera. Para José Martí, uno de los tres brazos de Pluto, este trabajo es una forma de darle vida al espacio antes de finalizar su construcción, con lo que el formato de exposición efímera les funciona de maravilla, como una espiral que empieza y acaba con un espacio vacío que se va a llenar siempre de cosas nuevas.

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- Foto: HÉCTOR ZARCO
“Nos interesa aprovechar el espacio y sus posibilidades para dar voz a los artistas. Queremos que sirva como una oportunidad para exponer las obras de artistas que nos mueven y nos interesan”. Con el formato actual buscan plantear cinco exposiciones hasta después de verano en las que explorar todo tipo de artes: desde arte hasta escultura, pasando por todo tipo de instalaciones.
Este planeamiento, y su corta “vida” por ir a contrarreloj, es muy similar al que fue el proyecto expositivo del valenciano Pablo Quesada, quien trabajó también con este formato efímero con un bajo en el que montó los cimientos de GE53 en diciembre del 2024, en el que buscaba “generar un espacio en el que los artistas pudieran generar comunidad”.
Ahora que también forma parte de la familia, Quesada busca replicar el formato para traer a “todo tipo de artistas”, esta vez arropado por el equipo de Pluto. “Sigue siendo interesante generar un espacio en el que los artistas jóvenes puedan generar redes y puedan mostrar su arte al mundo. La idea que llevamos con Pluto es generar exposiciones colectivas en las que se pueda plantear un diálogo siempre con artistas de València. Queremos que se genere una conversación artística entre artistas de Madrid, Barcelona y Logroño -entre otras ciudades- con artistas locales”. ¿El motivo? Construir un parque de juegos en el que las obras puedan dialogar y donde se vea el cruce artístico entre las diferentes ciudades.

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- Foto: BERNAT PÉREZ
Para su apertura Espiral ha decidido contar solo con artistas valencianas y hacer que su obra conecte de forma natural a través de la exposición Brillo inscrito, sutil torsión comisariada por Quesada y con las piezas de Blanca Espasa, Claudia Pastomás, María Burguera y Sandra Mar. “Tiene sentido que Espiral abra sus puertas hablando de artistas valencianas porque luego el proyecto poco a poco se expande. Exponemos con artistas valencianas que tienen un potencial enorme y cuyas obras conectan a través de materiales que salen de la tierra, como pueden ser la arcilla y la madera”, explica Quesada sobre la muestra que inaugura el espacio.
A partir del 22 de mayo será el turno de la artista madrileña Carmen Mora, quien a través de Quienes somos dialogará con algunas piezas de las artistas valencianas Alejandra Valor y Nuria Pérez para hablar sobre “nuevas materialidades relacionadas con el cuerpo”. La muestra será casi el ecuador del proyecto, antes de que Espiral pase a ser una cafetería de especialidad -también con vinos naturales- y un nuevo espacio que contará también con algunas de las piezas de las artistas de Pluto. Tal y como lo explica Martí, la idea es también generar un área polivalente que pueda servir para acoger las artes.
“Queremos contar con un pequeño espacio para hacer workshops, listening parties y puede que talleres y exposiciones. El espacio está aún en proceso de reforma, pero sabemos que el arte tiene que seguir formando parte de este”. Esta vez sin luchar contra el reloj, de forma permanente y vistiendo las paredes de Espiral en su formato final, que -conociendo a la gente de Pluto- nunca será su definitiva porque el arte siempre tiende a mutar.

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- Foto: HÉCTOR ZARCO